Los Mártires
Uno a uno, sus historias
Miguel Aguado Camarillo
En julio de 1936, Miguel vivía con su esposa y sus cuatro hijos pequeños en una buhardilla en Madrid. Trabajaba como empleado de mozo en un almacén de recauchutados. Era un hombre profundamente católico, de misa diaria.
Fue denunciado por sus vecinos como católico y el 29 de octubre de 1936 fue apresado y conducido a la Comisaría de Buenavista para, dos días después, acabar en la Cárcel Modelo. Allí acudía a verle a diario su valiente esposa.
El 16 de noviembre lo trasladaron a la cárcel de Porlier. Sin juicio alguno, sin defensa, su nombre acabó apareciendo en las listas de una de las sacas de la cárcel de Porlier, fechada el 26 de noviembre.
Fue fusilado en Paracuellos del Jarama el 27 de noviembre de 1936, festividad de la Virgen de la Milagrosa de la que Miguel era congregante. Fue asesinado junto a 25 compañeros.
Ricardo de la Cierva y Codorníu
Abogado, casado y padre seis hijos pequeños, Ricardo de la Cierva era un abogado que tuvo alguna tímida incursión en la política. Era hermano de Juan de la Cierva, el inventor del autogiro e hijo de Juan de la Cierva y Peñafiel quien fuera varias veces ministro en los gobiernos de Alfonso XIII. Su apellido y sus ideas fueron su pecado a los ojos de aquella II República.
El 7 de noviembre de 1936, a las tres y media de la tarde, Ricardo bajaba con otros cientos de compañeros de unos autobuses municipales encaminándose, a culetazos, hacia una enorme fosa previamente cavada en la ribera del río Jarama.
Había sido capturado en el aeropuerto de Barajas por la delación de un colaborador, cuando trataba de huir a Francia lugar al que habían partido su mujer y sus seis hijos pequeños, el séptimo aún no había nacido.
Ingresado en la Cárcel Modelo, tuvo la oportunidad de salir de prisión, cosa que no hizo por voluntad propia. Félix Schlayer hizo todo lo posible por salvar su vida pero Ricardo se negó a abandonar la cárcel en la que estaba al cargo de la farmacia de la prisión y no quiso abandonar este puesto. En definitiva, dio su vida por sus compañeros presos.
Fue fusilado en Paracuellos del Jarama el 7 de noviembre de 1936. Su hija pequeña no pudo conocerle.
Antonio Moralejo Fernández-Shaw
Antonio nació en Madrid, un 14 de abril de 1917. Gracias al esfuerzo personal y económico de sus padres, Antonio es un niño que recibe una buena educación. Estudia en el Colegio Maravillas, de los Hermanos de la Salle.
Desde pequeño, Antonio tenía clara su vocación. Con sólo 12 años, Antonio comunica a sus padres su decisión de ser sacerdote y así, En los años 30 Antonio es alumno del Seminario de la Inmaculada y San Dámaso en Madrid.
De su vida como seminarista hay escasos datos. Parece bastante probable que Antonio huyera del seminario, junto a otros compañeros.
Los milicianos fueron a la casa de los padres de Antonio y allí le encontraron. Padre e hijo son interrogados. Antonio no oculta su condición de seminarista lo que provoca su inmediata detención. Padre e hijo pasan a disposiciòn de la comisaría del distrito de Palacio y terminan en la Cárcel Modelo, muy cerca del domicilio familiar.
Están en la Modelo un mes, en condiciones lamentables hasta que entre los días 6, 7 y 8 de noviembre, la Junta de Defensa decide trasladar a los presos de la cárcel Modelo.
No sabemos la fecha exacta en que Antonio y su padre fueron sacados de la cárcel, aunque la familia piensa que el día 8 ambos fueron conducidos en autobuses, maniatados, hasta el Castillo de Aldovea, en Torrejón de Ardoz, donde fueron asesinados.
Ambos fueron enterrados, como tantos otros, en el cementerio de los Mártires de Paracuellos del Jarama.
Ignacio Aláez Vaquero
Ignacio nace en Madrid el 1 de febrero de 1914 y desde pequeño, tiene una intensa actividad religiosa, una íntima e intensa relación con Cristo que le lleva a realizar obras de caridad, visitando y cuidando enfermos en algunos hospitales. Le gustaba, además, visitar los monasterios de clausura de su barrio.
Ignacio se va formando en las Escuelas Pías de San Fernando y pronto tiene aficiones artísitcas, le gustaba pintar, esculpir, escribir... En 1930 ingresa en el Seminario Conciliar de madrid, empieza su preparación sacerdotal.
Corría el año 1936 y las cosas se estaban poniendo feas en Madrid, Varios edificios religiosos arden, entre ellos la parroquia a la que acudía la familia de Ignacio, la Basílica de Atocha o la Colegiata de San Isidro. Ignacio y algunos compañeros huyen y un republicano generoso le ofrece su vivienda para esconderle. Pero Ignacio se niega.
Pasan los meses y llega el mes de noviembre cuando un grupo de milicianos procedentes de la checa Líster entra en casa de Ignacio, la registran y le interrogan. Ignacio no oculta que estudia para sacerdote e inmediatamente es detenido, junto a su padre, acusado este de fascista.
Se vuelve a saber de ellos la mañana del día 10 de noviembre al aparecer sus cadáveres en el camino del Quemadero, en el pueblo de Fuencarral en cuyo cementerio, finalmente, fueron inhumados.
Un muchacho asesinado junto a su padre, por su condición de seminarista. Nada más.