Los pinos, testigos directos

De los pinos arranca un camino, el camino fatal, el que conducirá a los prisioneros a las fosas.

Hoy, ese camino, está jalonado de estelas funerarias que homenajean y honran a aquellos mártires.

Los camiones paraban junto a unos pinos. Bajo sus copas, los prisioneros eran atados con alambres.

Aquellos pinos siguen ahí, en el Camposanto, testigos de la tragedia, vestigios históricos.